jueves, 1 de mayo de 2008

La metáfora del virus(La didáctica del arte dramático y el artista pedagogo)

La investigación de la calidad se ha convertido en una especie de corriente de fondo que atraviesa el conjunto de la vida en sociedad. La educación no escapa a este movimiento, no más, por otra parte, que la profesión de enseñante en sí misma a la cual se le imputa una parte importante de la calidad de los resultados educativos.

El virus artístico pedagógico.
Por eso, hay que ser consciente que podemos ser transmisor de virus. Cuando hablo del virus del artista pedagogo, lo hago con respecto a la informática: cuando un virus entra en el ordenador puede cambiar totalmente el disco duro de las personas. El disco duro sería la manera de pensar, de comportarse, de organizar las cosas. Porque cuando entra un virus es algo desconocido por el aparato y este no sabe cómo reaccionar en contra, genera más virus. El arte puede y debe ser un virus para contagiar de una manera positiva las personas y asi cambiar su forma de ser y mejorar su actitud humana en la sociedad.

Una educación de calidad responde a las exigencias de accesibilidad y de éxito educativo. Persigue el desarrollo integral del alumnado, a través de un curriculum equilibrado y amplio, centrado en la adquisición de aprendizajes fundamentales y transferibles, que ligue la educación científica, tecnológica y artística a una mejor formación social, cívica y política. Una educación de calidad se adapta a la diversidad de personas y de grupos para conducir a cada alumno a actualizar su potencial.

La profesión de enseñante constituye un elemento importante en la calidad de la formación. Esta lo es especialmente (es su espacio privilegiado específico), gracias a esta profunda relación humana, única e indispensable, que pone en contacto al maestro, al alumno y al saber (CSE, 1991). En suma, debemos reconocer el papel central del personal enseñante en la calidad de la educación…como transmisor de virus!

Una práctica reflexiva.
El acto de enseñar no puede estar reducido, bajo pena de perder su identidad profesional, a la pura ejecución mecánica de una tarea. Al contrario, se presenta como una práctica reflexiva (Maheu y Robitaille, 1990).

Un acto interactivo.
La enseñanza es también un acto interactivo. Por oposición al trabajo instrumental (donde se persigue la producción de un bien material) la enseñanza es un trabajo que tiene por objeto la persona humana. Comporta pues un carácter global, donde entran en juego las dimensiones intelectuales, emocionales, psíquicas y sociales. Es un trabajo que es en cierta forma consumido en el momento mismo en que se produce.

Un acto complejo.
Parece, por otra parte, según la encuesta Lennards 1990, que las relaciones humanas, aspecto central del acto de enseñar, sean el centro de la satisfacción profesional del personal enseñante. El acto de enseñar es un acto complejo que no puede ser reducido al gesto puro y simple de impartir una clase, transmitiendo una serie de informaciones. En su esencia, este acto es complicado y se puede afirmar que en nuestros días va haciéndose cada vez más complejo.

El acto de enseñar está hecho de una multitud de microdecisiones de todo orden (Perrenoud, 1983) y requiere un vasto abanico de competencias y de cualidades personales (CSE, 1989) que podemos clasificar así: la competencia disciplinar, la competencia didáctica, la competencia psicopedagógica y, en fin, la competencia cultural.

Reconocer el carácter reflexivo, interactivo, complejo y profesional del acto de enseñar que persigue el desarrollo de las personas, es reconocer al mismo tiempo su carácter distinto. Es la razón por la cual la formación de los enseñantes es importante. Formar artistas-pedagogos que podrán dar clases de teatro permitiendo a los estudiantes: desarrollar su creatividad, mejorar su sentido crítico, favorecer el desarrollo de una red de comunicación, ser autónomo en su proceso creativo. Y así, dando un sentido real a la escuela en la sociedad, los enseñantes contribuirán a la comprensión del arte teatral, favorecerán no solo su inserción sino que además mejorarán su lugar en la sociedad…

… El virus positivo!

Georges Laferrière Ph.D.
École supérieure de théâtre
Faculté des arts
Université du Québec à Montréal.
www.artezblai.com/.../artez87/zona/elact.php

1 comentario:

Esther dijo...

Muchas gracias Ana por publicar en tu blog tan sabias reflexiones. No importa la disciplina ni la edad ni el contexto de los educando para tenerlas en cuenta. Creo que sería estupendo que todos los que nos dedicamos a la enseñanza partiéramos de reconocer humildemente que simplemente nos hayamos allí donde el educando aún no ha llegado y que sintiéramos la responsabilidad de buscar el método apropiado para ayudarle a recorrer su propio camino para llegar hasta donde quiera. Muchas gracias, intentaré recordarlo y tenerlo simpre presente.